Más allá del anillo de compromiso
- Geraldine Barberena
- 11 jul 2019
- 4 Min. de lectura
El anillo de compromiso simboliza una promesa e identifica a una mujer como reservada, comprometida, apartada para su futuro esposo.

El anillo de compromiso usualmente tiene una piedra que sobresale de la circunferencia, el cuál significa la unión de dos en uno.
En el principio Dios creó al hombre y la mujer “y los bendijo con estas palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo».”
Génesis 1:28 NVI
Como podemos darnos cuenta no hubo formalismos ni detalles de parte de Adán hacia Eva, no hubo un anillo de compromiso, no hubo preparativos, ni hubo una boda. Pero, ¿por qué todo eso es ahora tan importante y significativo?
Desde que el pecado entró en la tierra, algunos versículos después de la bendición de Dios, todo cambió y todo lo bello y perfecto que Dios había creado se ha tergiversado y han surgido versiones piratas o falsas del plan perfecto de Dios para la humanidad.
Tal es el caso del matrimonio,
El matrimonio fue creado por Dios como lo vimos anteriormente, cuándo el pecado entró en la tierra el hombre y la mujer (Adán y Eva) fueron expulsados del jardín del edén, es decir de la presencia de Dios.
“Y dijo: «El ser humano ha llegado a ser como uno de nosotros, pues tiene conocimiento del bien y del mal. No vaya a ser que extienda su mano y también tome del fruto del árbol de la vida, y lo coma y viva para siempre». Entonces Dios el Señor expulsó al ser humano del jardín del Edén, para que trabajara la tierra de la cual había sido hecho. Luego de expulsarlo, puso al oriente del jardín del Edén a los querubines, y una espada ardiente que se movía por todos lados, para custodiar el camino que lleva al árbol de la vida.”
Génesis 3:22-24 NVI
Esto no sólo significó una fragmentación en la relación que Adán y Eva tenían con Dios, sino una muerte espiritual y una vida aislada del plan perfecto de Dios. Desde ese momento el ser humano ha sido atraído y cautivado por deseos y luchas carnales pues sus ojos fueron abiertos al bien y al mal, por ende nos hemos visto en la necesidad de elegir y tener libre albedrío.
El matrimonio se ha sido tergiversado de varias maneras:
1. Debes casarte cuándo ya hayas alcanzado y cumplido todos tus sueños, pues después de casarte no podrás hacerlo.
2. Casarse no es tan importante y conlleva una gran responsabilidad, es mejor probar vivir juntos para ver si coinciden.
3. Si vienes de una familia desintegrada, no te cases, pues te pasará lo mismo.
El matrimonio es aburrido, después de un tiempo. Todo cambia y nada es lo mismo.
Si te has sentido identificada con estos pensamientos u opiniones de personas cercanas, no te desanimes por qué hay esperanza en Cristo Jesús, Dios nos dejó su palabra en la cuál encontramos libertad y verdad.
En ninguna parte de la biblia se habla de la edad adecuada para casarse, incluso sólo existe un relato sobre una boda realizada lo más parecida a lo que conocemos hoy en día. Las bodas de Cana. Sin embargo tomar la decisión de casarse debe ser algo consultado con Dios, debes tomarlo en cuenta y rendir ese anhelo a él, tanto individualmente como en pareja. Debes honrar a Dios con tu relación de noviazgo y contar con la bendición de tus padres.
“Paso ahora a los asuntos que me plantearon por escrito: «Es mejor no tener relaciones sexuales». Pero, en vista de tanta inmoralidad, cada hombre debe tener su propia esposa, y cada mujer su propio esposo.” 1 Corintios 7:1-2 NVI
“«Todo me está permitido», pero no todo es para mi bien. «Todo me está permitido», pero no dejaré que nada me domine. «Los alimentos son para el estómago y el estómago para los alimentos»; así es, y Dios los destruirá a ambos. Pero el cuerpo no es para la inmoralidad sexual, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo.” 1 Corintios 6:12-13 NVI
Vivir con tu novio no es la solución, ni una radiografía para experimentar si son uno para el otro o no. Vivir juntos sólo te generará dolor y sufrimiento pues la intimidad en pareja fue diseñada para el matrimonio y sólo allí tiene sentido.
“Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor —, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.” Jeremías 29:11 NVI
El fracaso matrimonial de tus padres, no significa que tú también lo vivirás. Si consagras tu vida a Dios puedes tener la certeza que cuidará de cada detalle de tu vida y que toda circunstancia obrara para tu bien. El Espíritu Santo será tu guía y te ayudará a tener un matrimonio que glorifique a Dios.
El matrimonio es hermoso en la dimensión correcta, centrado en Dios, el matrimonio se trata de Dios, es para Dios y por Dios, alejada de esta realidad puede que sí llegue la monotonía y el aburrimiento pues el matrimonio no se trata de nosotras, de nuestros deseos y caprichos por cumplir, de la cantidad de detalles y regalos que podamos recibir, se trata de dar y reflejar el pacto de Cristo con su iglesia.
Casarse es más que un anillo de compromiso, es una decisión para toda la vida que sólo funciona en la perfecta voluntad de Dios. Anhelar casarse no es malo, es válido y hermoso, pero recuerda que debes cuidar tu corazón por que de él mana la vida. Proverbios 4:23
Y entregar en las manos de Dios ese anhelo para que puedas disfrutarlo y apreciarlo al máximo cuando llegue el momento.
Geraldine de Martínez
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